Los cerebros de las personas afectadas por un trastorno del espectro autista son únicos. Es decir, según un estudio que se publica en «Nature Neuroscience», muestran patrones de sincronización únicos, algo que podría resultar de utilidad para el diagnóstico temprano de la enfermedad y futuros tratamientos.
En los trastornos del espectro autista hay muchas más preguntas que respuestas. Por ejemplo, algunas investigaciones sobre funcionamiento del cerebro de las personas con autismo han encontrado una falta de sincronización o conectividad entre las diferentes partes del cerebro que normalmente trabajan en tándem; sin embargo, otros estudios han visto exactamente lo contrario -un exceso de sincronización en el cerebro-.
Esta nueva investigación sugiere que ambos pueden, de hecho, reflejan un principio más profundo de la función cerebral. El equipo de Instituto Weizmann y la Universidad Carnegie Mellon, ha visto que los cerebros de los individuos con autismo muestran patrones de sincronización únicos. «La identificación de perfiles cerebrales que difieren del patrón de desarrollo convencional observado en el resto de personas es crucial no sólo porque nos permite a avanzar en el conocimiento de las diferencias que se aprecian en los trastornos del espectro autista, sino que además se abre la posibilidad de que hay muchos perfiles cerebrales alterados en lo que se denomina ‘autismo’ o ‘autismos’», explica Marlene Behrmann, de la Universidad Carnegie Mellon (EE.UU.).
Para investigar el tema de la conectividad en los trastornos del espectro autista, los investigadores analizaron los datos obtenidos de los estudios funcionales de resonancia magnética realizados mientras los participantes estaban en reposo. «Los estudios del cerebro en estado de reposo son importantes porque es cuando los patrones emergen espontáneamente, lo que nos permite ver cómo las diferentes áreas del cerebro se conectan y sincronizan su actividad de forma natural», afirma Avital Hahamy, del Instituto Weizmann (Israel). Los investigadores creen que estos patrones espontáneos pueden proporcionar una ventana de los rasgos de comportamiento individuales, incluyendo aquellos que se apartan de la norma.
Relaciones diferentes
Cuando analizaron en profundidad los detalles de estos patrones de sincronización, los científicos descubrieron una diferencia interesante entre los grupos control y las personas con autismo: los cerebros de los diferentes controles tenían perfiles de conectividad sustancialmente similares, mientras que aquellos con los trastorno del espectro autista mostraron un fenómeno muy diferente. Así, explican, las personas con autismo tienden a mostrar más patrones únicos e individuales. Las diferencias entre los patrones de sincronización en ambos grupos podrían explicarse por la forma en la que interactúan y se comunican las personas de cada grupo.
«Desde que somos jóvenes nuestras redes cerebrales se moldean por la interacción intensiva las personas de nuestro alrededor y por los factores ambientales, que son comunes para todos», asegura Hahamy. Y estas experiencias «compartidas» podrían hacer que los a patrones de sincronización en los cerebros del grupo control sea más similares entre sí. Sin embargo, es s posible que en las personas con autismo, debido a que hay una interrupción con las interacciones ambientales, «cada uno desarrolla un patrón de organización del cerebro más exclusivo e individualista». Ahora bien, los investigadores destacan que esta explicación es sólo un hipótesis y que hace falta mucha más investigación.