Muchas veces me cuestiono si estaré criando a mis hijos con las herramientas adecuadas para que lleguen a ser adultos amables, empáticos, cariñosos, exitosos pero más que nada, felices.
En la actualidad nuestros hijos están creciendo rodeados de nuevas tecnologías y avances científicos muy acelerados, su realidad es distinta a la nuestra por lo que muchas veces nos sentimos abrumados y confundidos.
Por eso siempre es un soplo de aire fresco encontrar información científica que nos da una palmada en la espalda a los que elegimos la crianza consciente y nos dice “lo estas haciendo bien”. En este caso psicólogos de la Universidad de Harvard, quienes basados en el análisis de estudios científicos, han revelado lineamientos para criar niños exitosos y compasivos.
En este artículo haré una bajada de estas directrices según mi punto de vista y con acciones concretas que practicamos en mi familia para avanzar en esta hermosa y desafiante tarea:
Los niños que pasan tiempo de calidad de manera regular con sus padres aprenden a ser compasivos y amorosos a través de los lazos que forjan con ellos. Por eso es importante que durante este tiempo seamos afectuosos y mostremos un genuino interés en sus actividades y comportamientos, felicitandolos por sus logros y su espíritu de superación. Es imprescindible escucharlos y respetarlos en sus elecciones (aquellas que no impliquen peligro)
– Dialogar con nuestros hijos haciéndoles preguntas abiertas para facilitar una conversación significativa en lugar de preguntas cerradas que limitan respuestas a “si” o “no”.
– Cuando nuestros hijos quieran jugar con nosotros o contarnos algo debemos involucrarnos de verdad, es decir, sin mirar de reojo el teléfono o dándoles la espalda mientras estamos lavando trastes.
– En el caso de los preescolares, darles siempre alternativas en lugar de una simple negativa (comida, vestuario, actividades) porque tener opciones los empodera los hace sentir valorados y respetados, mientras que el continuo “no” provoca lo contrario.
Los padres que demuestran con acciones concretas la puesta en práctica de los valores morales de la familia estimulan un aprendizaje significativo y perdurable en sus hijos sobre dichas virtudes. Los niños no aprenden como loros por simple repetición sino por observación, por eso más que simplemente hablarles de honestidad, humildad y empatía practicarla diariamente tendrá mayor impacto.
– Pueden unirse a una ONG como voluntarios, ser líder de un grupo de Boy Scouts, participar u organizar actividades solidarias en su iglesia local, ser amables con nuestros vecinos.
– Evita insultar, desacreditar o criticar a otras personas o pares frente a tus hijos y ojalá no lo hagas aún cuando ellos no estén presentes.
– Cuando cometas un error asume tu responsabilidad y pide disculpas.
– Anima a tus hijos a estar atentos a las necesidades de los demás: “Mira, a ese niño se le cayeron sus fichas, ¿lo ayudamos a juntarlas?”
– Saluda cuando llegues a un lugar o en la calle y pide “por favor” y “gracias” en lugar de decirle a tu hijo “saluda” o “¿cómo se dice?” .
El estudio de Harvard también encontró que preocuparse por los demás es tan importante como la propia felicidad. Ayudar y hacer feliz a otras personas nos hace también felices a nosotros en el largo plazo y provoca una sinergia positiva que no deberíamos subestimar.
Este estudio también destacó que los padres y los hijos que practican la gratitud de manera cotidiana son más solidarios, generosos, compasivos, menos rencorosos y lo más importante es que también son más felices y saludables. Por todo lo anterior, ser agradecido es un factor clave para que los niños se conviertan en adultos capaces de encontrar felicidad a diario en las pequeñas cosas.
– Rezar diariamente nombrando nuestras bendiciones
– Repasar todas las cosas lindas que sucedieron durante el día en la cama antes de ir a dormir.
– Dar las gracias diariamente a otras personas que facilitan nuestra vida (el señor que recoge la basura, la maestra, el señor que maneja el autobús)
– Ayudar en los quehaceres domésticos provoca que los niños dimensionen que tener una casa limpia, ordenada o comida en la mesa implica una labor y se traduce en gratitud.
– Para los adultos: Realizar ayuno un día a la semana, caminar en lugar de usar el auto o darse una ducha de agua fría de vez en cuando nos sacude de nuestra “comfort zone” y no solo nos abre los ojos a nuestras bendiciones sino que activa nuestra empatía.
La resiliencia es la aptitud de hacer frente a los problemas superarlos, transformarlos y hasta incluso fortalecerse por dicha adversidad. Es necesario que los niños sean optimistas para ser exitosos en sus vidas. Cuando a tu hijo se le presente un problema orientarlo para tomar acción y hablar de lo que está pasando. Animalo a resolver sus problemas destacando los aspectos positivos que surgieron de ese accionar. Ayuda a tus hijos a identificar sus sentimientos y provee las herramientas para manejarlos con control hasta que vuelvan a estar en calma.
Articulo de: https://mamaminimalista.net/2017/05/12/psicologos-de-harvard-padres-que-crian-ninos-felices-hacen-estas-5-cosas/